sábado, 8 de diciembre de 2007

Fotos de Franco posteadas por Mariana





martes, 6 de noviembre de 2007

Como si no fuera suficiente...

El luto es una vaina muy arrecha, principalmente de lejos. No es que duela más, sino que uno no sabe como drenarlo. No puedes llorar y abrazar a la gente que amas, porque está a millas de distancia; sólo puedes hablar por ellos por teléfono. No puedes siquiera visualizar como luce tu muerto, si la maquillaron lo suficientemente bien para ocultar la falta de oxígeno, si a pesar de todo sigue siendo tan bella, así sea muerta. La vida sigue a tu alrededor, a nadie le interesa excepto a tí, que de paso no tienes con quién hablar en ese país extraño en donde vives... ¿Acaso dar una misa en su nombre, en un idioma que ella siempre se negó a aprender? El dolor lo vuelve a uno bruto, señores...

Los que se fueron, se fueron. Yo espero que a algo mejor, porque sólo eso me da consuelo.

Los que quedamos jodidos somos nosotros, sin ellos... los hermanos, los PADRES.

En mi familia, regentada por mujeres, no suelen llorar. Típico, "tienes que ser fuerte", dicen. Sin embargo, no conozco nada más sanador que las lágrimas. Sólo vestidos de ella podemos reconquistar el placer de los recuerdos de nuestros seres queridos. Yo lloro (grito, pateleo, me hago mierda, etc.), al igual que mi abuelita. Somos las únicas que solemos tener esta costumbre como terapia. Somos palmeras que se doblan ante la adveridad para -luego- recuperar nuestra forma original.

Mi familia es un roble, dura... espero que lo suficiente para recibir esta nueva embatida:

Mi primo franquito, un corazón puro que se detuvo una tarde de verano en un país lejos de casa cuando un carro arrolló su bicicleta. Tenía tan sólo 27 años. Murió tan solito, que ahora mi familia tiene cruzar el Atlántico para que su cuerpo descanse en suelo patrio.

El dolor quiebra el llanto, atiza el cuerpo, prueba la cordura y enciende la pluma.

Dolor.

Primero Isabel y ahora Franco.

¿Qué cómo están las cosas, prenguntas? "Mal", respondían en Caracas.

Y yo me quedo sin explicación ni argumentos.

(extraído de ytaelena.org)